martes, 16 de octubre de 2007

François Villon

(François de Montcorbier; París, 1431 o 1432-?, 1464) Poeta francés. De origen muy humilde, fue adoptado por Guillaume de Villon, capellán de Saint-Benoît-le-Bétourné, quien le dio su nombre y una educación religiosa. En 1443 se inscribió en la Facultad de Artes, donde obtuvo el título de bachiller (1449) y su licenciatura y maestría (1452).
De 1453 a 1455 fue un asiduo de las tabernas parisinas y participó en riñas callejeras. En una de ellas, el 5 de junio de 1455, hirió de muerte a un clérigo, Philippe Sermoise, y logró escapar bajo el nombre de Michel Mouton. Regresó en 1456 a París, donde tomó parte, en la noche de Navidad, en un robo de 500 escudos de oro perpetrado en el Colegio de Navarra; inmediatamente después huyó de nuevo, y durante cuatro años recorrió diversas partes de Francia.
Por motivos desconocidos, en 1461 fue arrestado en Meung-sur-Loire y torturado por orden de Thibaut d'Aussigny, obispo de Orleans. De regreso en París en 1462, fue encarcelado en el Châtelet y liberado después de prometer la devolución de 120 escudos de oro al Colegio de Navarra. Inmediatamente después se vio implicado en el asesinato del notario pontifical François Ferrebouc, siendo de nuevo arrestado y torturado. Su condena a muerte en la horca es conmutada, en 1463, por diez años de destierro. Desapareció entonces, sin que se sepa cuándo ni dónde murió.
En 1489 Pierre Levet publicó la primera edición en volumen de sus obras, que comprenden fundamentalmente dos poemas: El legado, de 320 versos, compuesto hacia la Navidad de 1456, también conocido como El pequeño testamento, y el Testamento, de extensión mucho mayor, compuesto entre 1461 y 1462.
La verdadera innovación de su obra reside en su realismo, sus contrastes de desenfadadas burlas y profunda emoción, y su desgarro expresivo, que la convierten en una de las obras medievales más cercanas a la sensibilidad moderna.

Balada de los ahorcados
Hermanos humanos
que viviréis después de nosotros,
No tengáis los corazones endurecidos,
Pues, si tenéis piedad de nosotros, pobres,
Dios tendrá de vosotros misericordia.
Aquí nos veis colgados a cinco o seis;
En cuanto a la carne,
que excesivamente hemos nutrido,
Hace tiempo que está devorada y podrida,
Y nosotros, los huesos,
nos tornamos ceniza y polvo.
De nuestro mal nadie se ría:
¡Pero rogad a Dios que a todos nos absuelva!

Si hermanos os llamamos, no debéis
tener desdén, aunque fuimos muertos
por Justicia. Pero sabed que todos los hombres
no tienen arraigada sensatez.
Perdonadnos, puesto que hemos partido
Hacia el hijo de la Virgen María,
Y que su gracia no esté para nosotros agotada,
Preservándonos del rayo infernal.
Estamos muertos, que nadie nos atormente;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos absuelva!

La lluvia nos ha bañado y lavado,
Y el sol, desecado y oscurecido:
Urracas y cuervos nos han socavado los ojos
Y arrancado la barba y las cejas.
Jamás, en ningún instante, tenemos sosiego;
Hacia aquí, hacia allá, según sus variaciones,
El viento nos mueve sin cesar a su albedrío,
Más picoteados de pájaros que un dedal.
No seáis, entonces, de nuestra cofradía;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos absuelva!

Príncipe Jesús, que sobre todos tienes dominio,
No dejes que el infierno tenga en nosotros señorío:
Que no tengamos con él, nada que saldar.
Hombres, aquí no hay razón para bromear;
¡Pero rogad a Dios que a todos nos absuelva!

P.D. Traer a la clase un resumen de la biografía de Villon.

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