martes, 9 de octubre de 2007

Ovidio

Publio Ovidio Nasón (43 a.C.-17 d.C.), nació en Sulmona, en Italia Central, de una familia acomodada de rango ecuestre, a la que incomodaba la afición de su hijo hacia la poesía. Siendo muy joven fue enviado a Roma para estudiar; tuvo como maestros de elocuencia a los gramáticos más afamados de su tiempo: Arelio Fusco y Porcio Latrón. Luego viajó a Atenas, a Asia Menor y a Sicilia.
A su regreso a Roma, se introdujo en ambientes intelectuales, pero fuera de los círculos de Mesala y Mecenas. Desempeñó diversos cargos públicos, pero finalmente rechazó la política para dedicarse plenamente a la poesía, en la que vertió su vasta cultura y erudición. Tenía una gran facilidad para componer poesía y alcanzó un inmenso éxito.

Su vida personal y poética está partida por su lamentable condena al destierro. En el año 8 a.C. fue objeto de una acusación, aún no aclarada; Augusto lo envió a Tomis (en la costa occidental del Mar Negro, en la Dacia), y tuvo que abandonar para siempre la familia que había formado, su círculo de amistades y la fama y el éxito que ya conocía como poeta.
Se han aducido dos posibles razones que pudieron motivar la condena de Ovidio por parte de Augusto: haber presenciado algún suceso escandaloso en el seno de la familia imperial; haber publicado su Ars amandi, que con sus connotaciones eróticas vulneraba la moral que Augusto pretendía imponer.
Ovidio murió en el destierro, añorando Roma y suplicando angustiosamente a unos y a otros que intercedieran ante el emperador Augusto para que le fuera levantado el castigo.
Este es el texto íntegro de Las Metamorfosis de Ovidio

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